La metodología básica
para el muestreo de suelos fue definida hace más de 50 años por Cline (1944) y
hasta hoy no ha cambiado. Siempre se ha reconocido que la principal causa de
errores en el análisis de suelos es el muestreo, antes que errores propios de
los procedimientos analíticos. Cline estableció hace mucho tiempo que "la
exactitud de análisis está determinada por el muestreo antes que por el
procedimiento analítico".
El objetivo principal del
muestreo de un suelo es obtener una muestra que sea representativa en forma precisa
del lote donde fue tomada. El objetivo del muestreo define la metodología a emplear.
Todos los suelos son
naturalmente variables: sus propiedades cambian, horizontalmente, de manera
transversal al paisaje y, verticalmente, más abajo del perfil del suelo. El
suelo deberá subdividirse en clases lo más homogéneas posible. Para las
subdivisiones horizontales se podrá utilizar unidades de mapeo de suelos derivadas
de cambios en la topografía, geología subyacente y tipo predominante de vegetación.
Los horizontes del suelo son excelentes subdivisiones del cambio vertical.
El muestreo y trabajo
analítico resultante pueden parecer caro, sin embargo, más costosa aún puede
resultar la restauración de suelos con daño ambiental o su eliminación cuando
el daño excede a las concentraciones aceptables. El muestreo podría ahorrar
mucho trabajo en la restauración de tierra o eliminación del suelo si se
establecen fronteras y límites precisos de las áreas contaminadas.
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